En las personas de la tercera edad se
pueden presentar alteraciones en la alimentación por varios problemas:
disminución de apetito por perdida de la sensación del sabor, boca seca,
problemas en la masticación y deglución, interacciones con enfermedades y
fármacos, etc.
Entre las situaciones más habituales
cabe destacar estados de malnutrición energética, déficit de uno o varios
nutrientes o paso de alimento a la vía respiratoria (broncoaspiración) por
problemas en la deglución.
Para evitar estas situaciones se puede
recomendar añadir aceite de oliva, leche en polvo o crema de leche, queso,
miel, cereales, frutos secos triturados, clara de huevo cocida, etc., para
aumentar la cantidad de energía o proteínas en los alimentos sin aumentar
extraordinariamente su volumen.
Sin embargo, hay situaciones en que
estos “trucos” no son posibles o no solucionan el problema. En estos casos se
pueden usar suplementos nutricionales comerciales ya preparados. Pueden usarse
como complemento de unos platos de cocina habitual o como alimentación
completa, en caso de rechazo del alimento, durante periodos más o menos
cortos.
Hay dietas completas hipercalóricas,
aptas para diabéticos, para la insuficiencia renal o hepática, para los
enfermos con insuficiencia respiratoria crónica, ricas en fibra y otras.
También existen en el mercado suplementos de proteína para añadir a los platos
habituales del paciente, o complementos de vitaminas (una sola, o con más
frecuencia polivitamínicos) con o sin minerales y oligoelementos.
Las presentaciones son múltiples; sobres
para preparar batidos, sopas o crema añadiéndoles agua o leche, envases con el
producto ya preparado (tetrabricks o recipientes de cristal), botes de gran
tamaño con los suplementos de proteína, ampollas, capsulas o comprimidos
efervescentes de polivitamínicos. Esto permite la adaptación a cada necesidad y
cada momento de la evolución de las necesidades de nutrición de los
mayores.
Respecto a los problemas de deglución,
se pueden usar gelatinas para la hidratación, ya preparadas en los comercios
(en la sección de postres refrigerados del supermercado) o usar gelatinas
neutras, para administrar los líquidos disminuyendo el riesgo de paso al árbol
respiratorio. Sin embargo, la gelatina se licúa a 37ºC de temperatura, de forma
que se vuelve líquida si el bolo está mucho tiempo en la boca del anciano antes
de deglutirlo, con lo que no se resuelve el problema. Es este caso se deberán
utilizar los espesantes, que se presentan como polvo en un envase grande.
Estos preparados ayudan a mantener la
nutrición de las personas mayores en situación de malnutrición o en riesgo de
padecerla y son un gran recurso en caso de enfermedades crónicas.
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